El Materialismo afirma que todo puede explicarse por la dinámica de la materia/energía: la vida es una estructura más compleja basada en la química, y el pensamiento es un proceso basado en corrientes eléctricas a través de las redes neuronales. Ya quedaron atrás las explicaciones teológicas por las que el alma era vinculada temporalmente al cuerpo pero estaba destinada a la eternidad. Pero hay experiencias que nos interpelan y cuestionan la explicación materialista: las ECM (Experiencias Cercanas a la Muerte) o percepciones parapsicológicas de personas que tenemos por absolutamente fiables. También la Ciencia se encuentra con procesos muy difíciles de explicar, como lo relacionado con la física cuántica donde la presencia de un observador modifica el comportamiento habitual de las partículas subatómicas. Pero sucede que en las observaciones del espacio más lejano se ven estructuras gigantescas de galaxias "ordenadas" de una forma incomprensible.
Propongo la idea de Vínculos Cuánticos como alternativa a la idea de "espíritu" que completaba la dualidad cuerpo-mente. Mientras el espíritu sería algo permanente e inmodificable, ajeno al conjunto de lo material y mental, los Vínculos cuánticos se dan en lo material y en el pensamiento, tanto abstracto como afectivo. Y se va desvaneciendo cuando se extingue la vida de cada persona, aunque también estén de alguna manera presentes en las obras y en los descendientes del finado.
"Vínculo" es un concepto profundamente humano: define la mutua conexión del hijo con su madre, la de cada persona con su hogar y su tierra, y también los sentimientos de pertenencia a la familia nuclear, al clan familiar, a la tribu/pandilla/colectivo social que cada uno vive en diferentes grados y que evolucionan a lo largo de la vida. Cierto vínculo se da en el fenómeno de las neuronas espejo: incluso bebés desconocidos empatizan con el otro, captan su emoción: se contagian de su alegría o procuran aliviar su llanto. Y es probable que exista un "vínculo negativo" visceral en el "qué propones, que me opongo" y llega a buscar la venganza aunque sea autodestructiva.
Hablo de vínculos cuánticos porque:
1. La física cuántica es la base de toda la tecnología actual y permitirá un salto enorme en la computación, lo que nos afectará positivamente en lo científico y negativamente como herramienta de control social.
2. La explicación más verosímil por ahora al funcionamiento del cerebro humano, tanto en la memoria como en las decisiones, es que sus capacidades residen, de una manera difusa e interconectada, en los microtúbulos neuronales (Penrose y Hasserof) (Los microtúbulos y el entrelazamiento cuántico como generadores de consciencia).
3. Suceden muchas percepciones inexplicables, parapsicológicas, que podrían explicarse por esa vinculación cuántica: podría ser que en las ECM conectáramos con la conciencia de otras personas y fuera a través de sus sentidos que conociéramos lo que sucedió estando clínicamente muertos. ¿Cuántas personas han sabido, incluso escuchado, que ha sucedido algo muy grave a su familiar o pareja en ese preciso instante? ¿Cómo explicar el dolor de los "miembros fantasma", partes amputadas que se siguen percibiendo?
4. La incapacidad del hardware para establecer vínculos cuánticos explicaría por qué la IA es tan estúpida: sólo maneja incontables bits pero sin dotarles de significado alguno. No tiene ética ni sensibilidad: puede mentir sin vergüenza ni culpabilidad (en eso se parece a muchos políticos) e inventarse cosas de forma temeraria y hasta dañina para quien confíe en ella. La IA es la carísima herramienta creada por un par de empresas para manipular la sociedad en el plano de consumo y también propagandístico.
¿Qué utilidad, qué aporta este modelo de Vínculos Cuánticos a una realidad inmensa que sabemos que transciende las únicas cuatro dimensiones que somos capaces de percibir, incluyendo el espacio?
El Vínculo Cuántico sería el tercer nivel de complejidad del Universo, también presente en los otros dos: El primer nivel sería la suma de materia/energía regida por leyes que en su mayoría aún no hemos desentrañado. El segundo, nuestro cerebro abstracto que organiza la información captada en una cosmovisión individual y es capaz de crear nuevos elementos.
No es un concepto nuevo, sólo la concreción en este siglo XXI, recogiendo sus avances científicos, del TAO que se formuló dos milenios atrás gracias a la intuición de varios sabios. Contra ese Silencio Consciente ante lo Inefable, las religiones monoteístas impusieron su Dios antropomorfo para alienar a los pueblos con miedos y ritos.
Creo que los Vínculos Cuánticos pueden aclarar las dinámicas de la vida desde las cadenas de ADN hasta la evolución y la ecología global de la Tierra concebida como Gaia (James Lovelock, 1979). Todo ADN arrastra encriptadas lo más esencial de la historia y experiencia de nuestros antecesores: nos atrae lo que era alimenticio e intuimos lo venenoso, heredamos cualidades y habilidades que nos hicieron sobrevivir y hemos prescindido de lo que no fue adaptativo. Explicaría la superestructura que hace que los individuos se sacrifiquen por la permanencia de su especie y que las mutaciones aleatorias favorezcan la evolución. Daría sentido a los experimentos en que las plantas recuerdan a las personas que las han dañado e incluso sus intenciones (se analizó la variación de su conductividad) y el comportamiento cooperativo de todo un bosque.
Finalmente, los Vínculos cuánticos ayudarían a entender por qué los sentimientos son tan sutiles e inexplicables: la atracción o repulsión por alguien (lo que llamamos "química interpersonal"), el amor incondicional de las madres o los odios feroces sean individuales o colectivos como una jauría humana. Asumir que somos química pero también energía sutil incomprensible nos haría más humildes como individuos y también más responsables como la parte consciente de un Todo que está lleno de posibilidades. En nuestras manos está que sean creativas y gratas o limitarnos a ser monos cabrones: egoístas, egocéntricos y depredadores. Bastaría con acallar el discurso interno aprendido a base de miedo y abrirnos en Silencio a la Presencia del Todo. La Intuición no niega la ciencia: va un paso más allá, y es lo que nos puede hacer felices de verdad.
Sentido común