miércoles, 13 de septiembre de 2023

SOBRIEDAD

El concepto de Sobriedad enfocado desde la ética lo aprendí de Pepe Mujica en 2015. La Ley scout de 1907 usaba el término "austero". Pero rajoy corrompió el significado de Austeridad cuando impuso el "austeridazo" (la FUNDEU dice que austericidio no sería correcto) de 2012, recortes brutales con el mantra de "habéis vivido por encima de vuestras posibilidades" mientras en la sede del PP Bárcenas repartía sobres con billetes de 500 € fruto de los sobornos para inflar los contratos que saquearon las arcas públicas.

Mujica: 'La sobriedad es un lujo para poder ser libre'

Reconozco que Pepe lo dice mucho mejor que yo: me supera con sus 88 años, con su cultura (en sus 15 años encarcelado la amplió) y su experiencia como Presidente de Uruguay de 2010 a 2015. Pero esta Entrada es mi responsabilidad, y después de citar al maestro, me permito añadir otros enfoques.

La etimología de sobriedad y ebriedad es común, ambas hacen referencia a los efectos del alcohol, sea para evitarlo o para embriagarse. Así, la acepción primera de sobriedad es el estado de quien desea estar presente y sereno en vez de ser abducido por las drogas. Como el ser humano tiene una gran propensión hacia la dependencia física y psíquica, el concepto de Sobriedad se amplía al deseo de permanecer lúcido ante la realidad en lugar de aturdirse con el Ruido social, por más que esté adornado por el glamour de las modas pasajeras. La segunda acepción que da el diccionario, Sobriedad como Austeridad, surge de ese desapego ante las drogas y las posesiones. Una persona sobria prescinde de lo que le distrae y esclaviza para ocuparse de lo esencial, de lo que le hace sentirse útil.

Sumamente austeros eran los eremitas y ascetas, pero lo eran por su percepción alterada de la realidad, convencidos de la futilidad de la vida presente de cara la vida eterna. En mi opinión, el sobrio por excelencia sería Francisco de Asís: su "dama Pobreza" era joven, resplandeciente y alegre; para él, despojarse de los bienes materiales suponía una libertad radical. Vivía una actitud mística como parte humilde de un Universo formado por todas las Criaturas, incluyendo a la Enfermedad y la Muerte.

Sobrios fueron grandes consejeros cuyo desapego por lo material les permitió decir a los reyes verdades que jamás hubieran consentido de otros: Aristóteles de Alejandro Magno o Erasmo de Róterdam preceptor de Carlos I y autor del Elogio de la locura. Su cultura e inteligencia las pusieron al servicio del Estado que pensaban perfectible y del Humanismo, respectivamente.

Sobrios fueron los caballeros/monjes templarios, cuyo anagrama eran dos jinetes sobre el mismo caballo. Su encomienda fue la protección del Templo de Jerusalén y sus caminos desde Europa, pero su contacto allí con la cultura oriental les hizo sabios en lo científico, filosófico y hasta financiero. Fueron los inventores de los "cheques de viaje" para los peregrinos a tierra Santa: precisamente las comisiones por ese negocio les permitió prestar dinero al rey de Francia y esa fue su perdición porque para eludir esa deuda Felipe IV les acusó de todo tipo de barbaridades, quemó a sus dirigentes y logró que el Papa disolviera la Orden.

Estos tres retazos de Historia acerca de la Sobriedad enlazan con el modelo recibido de nuestros padres "pobres pero honrados" que no rabiaban por no tener tanto como el noble, el terrateniente o el burgués, sino que se enorgullecían de que sus hijos fuéramos a la Universidad. En esa linea, la sobriedad podría ser la solución para los problemas del siglo XXI: dejar de correr como el hámster en la rueda de su jaula y mirar la vida con serenidad. Si uno deja de perseguir la zanahoria, rompe ese truco del empresUrio con sus comisiones a cambio de dedicarle 12 horas diarias.

El Decrecimiento Sereno es posible: no empeñarse en cambiar de casa ni de coche; no pisotear al otropor un ascenso pero tampoco consentir que el jefe nos humille a cambio de migajas; gestionar el propio tiempo de forma que sólo sean 8 horas de trabajo y que el ocio sea saludable y no dedicado al consumo compulsivo. Las 8 horas de curro y 8 de ocio saludable hacen que uno pueda disfrutar de 8 horas de sueño con la conciencia tranquila sabiendo que uno no será el más rico del cementerio.

Alejandro Magno a Diógenes: "Podré vivir temido, pero nunca moriré olvidado". La respuesta del filósofo cínico (y sobrio): "Podré vivir ignorado, pero no moriré aborrecido".


SENTIDO COMÚN

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